Sesión 6. Tras el calentamiento Jordi propone un ejercicio: consiste en guiar al compañerx por un viaje con los ojos cerrados, hay que echarle imaginación “una vez me llevaron por el torrente sanguíneo”. Al final del ejercicio se comparte la experiencia ha habido un viaje desde el útero hasta el féretro, otro por una manifestación y una carga policial, otro comienza cogiendo un taxi y acaba ofreciendo un tesoro a un sacerdote bajo el océano…
Se retoman las historias de la semana anterior. Una narra las vicisitudes de un piso compartido. Verónica compró un loft en el Raval con su pareja, la relación se fue al traste y la echaron del trabajo, al quedarse ella con el inmueble se ve obligada a alquilar habitaciones. Juan es uno de los dos inquilinos, el personaje es un tanto machista y no colabora demasiado en las tareas de limpieza. Claudia, la tercera compañera, media entre ambos. Además de la cuestión de género, se superpone también la explotación que Vero traslada a los otros dos personajes en forma de extracción de rentas como propietaria. La historia plantea toda una red de opresiones cruzadas.
La segunda historia narra la historia de una familia donde la hija propone acoger a una persona refugiada. El padre es de origen marroquí, la madre, alemana. El padre, no recoge bien la idea, le genera miedos y recelos como persona migrada. Jordi plantea complejizar la propuesta y los personajes. Las participantes resuelven introducir ciertas cuestiones con la vanidad y la exposición en las redes sociales de la hija.
De la primera historia se trabajará la “estética del oprimido”: hacer la música, letra y bailes de la parte musical de la escena. De la segunda las imágenes, un momento congelado que sirve de metáfora de la problemática que plantea y de las actitudes de los personajes ante la misma. De la situación del piso compartido surgen una pieza de movimiento, unas letras de rap y un poema. La danza se hibrida con una sardana, Jordi comenta lo fecundo que es para el teatro del oprimido coger elementos de la cultura popular para darles un giro de sentido. La letra de rap dice: “¿Tenemos actos de bondad por altruismo o por buscar un momento de bienestar con nosotros mismos?”. En la reflexión confluyen las dos escenas. La sesión ha sido fructífera, es hora de cerrar. Hoy es el día mundial del teatro y Jordi lee un texto que Augusto Boal pronunció en 2009: “Cuando crucemos esos bambúes allá en el escenario, ninguno de vosotros tiene el derecho de mentir. El teatro es la Verdad Escondida”.
Sesión 8. Las historias siguen avanzando y componiéndose. La creación de un guión teatral es, bajo estas formas de trabajo, una forma de acercarse a la realidad que trata de complejizarla por aproximación y reiteración. Si un personaje resulta demasiado maniqueo, si una situación planteada es un tanto tópica, se propone modificar algún elemento. Cada una de esas variaciones, todo el conjunto se trastoca y resignifica.
Es así como se retoman las historias. En la escena “del piso compartido” aparece un nuevo personaje. Una trabajadora del banco que es persona de confianza de la propietaria y que viene a avisarle de los problemas que tendrá que afrontar si no retoma el pago de la hipoteca. Su aparición trastoca el conflicto en la convivencia y añade una capa de solidaridad que se superpone, sin cerrarlas, con las micro explotaciones, machismos, etc..
Mientras, la escena de la acogida del refugiado incorpora un nuevo miembro en la familia, una hermana que estudia fuera y sobre cuya comodidad y espacio en el hogar repercutirá principalmente la entrada de la persona acogida en casa.
Por su parte, la tercera escena, un tanto menos trabajada en las últimas sesiones plantea la siguiente cuestión ¿Qué efectos tendría visibilizar en el espacio público el Aid al-Adha o Fiesta del Cordero? Hay una cuestión muy interesante en la propuesta, ninguno de los personajes es musulmán. En la escena están presententes varios de los arquetipos euroblancos que de una forma u otra son interpelados por la situación: desde una representante del Ajuntament a un vecino “excéptico” que pasa por allí. Esta ausencia es muy interesante porque permite que emerjan los prejuicios, las ignorancias y las proyecciones que hacemos “los de aquí” y, una vez más, es un abordaje más complejo que si estuviesemos hablando por “el otro”.
Tras la sesiones siempre se vuelve al principio: volver a cuestionar, volver a interrogar la situación que se crea en escena, a la vez que esta nos interroga. La conversación se extiende con unas cañas fuera del tiempo y espacio que en el local de Pa’thotom se dispone para ello. Este momento lo promueve Valerie, es el espacio para su investigación del máster. La conexión entre el teatro y la transformación subjetiva y social puede no parecer evidente, pero ahí están ella y su investigación para ponérnoslo algo más fácil. Hoy pregunta por las motivaciones personales para aproximarse al teatro. Miguel dice que es una herramienta de autoconocimiento, “espiritual casi”. La conexión entre el teatro y los problemas sociales tampoco tiene por qué ser evidente, la posibilidad de presentar todo este trabajo dentro de las movilizaciones del CAP Raval Nord también nos permite verla a las claras.